Vivir sin Cuenta Corriente

¿Es posible vivir sin cuenta corriente? ¿Qué grado de dependencia ha alcanzado el ciudadano que ni siquiera se plantea hacer una vida normal sin estar ligado a un banco?

En este sentido la cuenta corriente se convierte en el elemento básico de interconexión de nuestra economía, ya sea con nuestros cobros como con nuestros pagos.

De entrada os puedo garantizar que es francamente difícil, por no decir imposible, que una empresa o autónomo exista sin tener una cuenta corriente, máxime si tenemos en cuenta que ya están prohibidos los pagos/cobros de más de 2.500 euros en efectivo.

Por ello, nos centraremos en que el título de este post va a hacer referencia a nuestra vida personal, es decir, ¿Es posible que una persona viva sin tener abierta una cuenta corriente?

La vida en la era actual en nuestra sociedad, y concretamente en España, exige prácticamente que tengamos recursos económicos para poder hacer una vida tal y como llamaríamos "normal", si bien, por supuesto, hay otras alternativas.

Nuestros ingresos:

Para todo aquel que trabaje por cuenta ajena, es decir, que tenga un salario por el que a cambio trabaja en una empresa desarollando determinadas funciones, lo normal es que este sueldo nos lo ingresen o transfieran a nuestra cuenta corriente, pero no es la única opción, pues la nómina también nos la pueden pagar en efectivo (si no supera el límite de los 2.500 euros) o bien mediante un talón o cheque.

Si no tenemos cuenta corriente y suponiendo el caso del cheque, debemos materializar el cobro del cheque en dinero líquido acudiendo a la sucursal bancaria del emisor del talón, y una vez tenemos el dinero en efectivo, lo llevamos a casa y lo guardamos, con mucho cuidado pues ya se sabe lo que pasa con los "cacos".

Es decir, ya tenemos ahí los dos primeros inconvenientes de no disponer de una cuenta corriente: por un lado que debemos perder tiempo en realizar gestiones para el cobro, y por otro lado la inseguridad de custodiar nuestros ahorros en lugares inseguros y no asegurados ante posibles robos o extravíos.

Nuestros pagos:

En el día a día tenemos multitud de pagos: teléfono/ADSL/móvil, luz, agua, alquiler, hipoteca, tarjetas, colegios, comedores, impuestos, comunidad, plan de pensiones, seguros, actividades, y un largo etcétera que dependerá de nuestros gustos y preferencias. Normalmente estos recibos o facturas las tenemos domiciliadas en nuestra cuenta corriente: ¿os imagináis yendo a cada uno de estos sitios, uno a uno, para pagar la factura de cada mes o período?

De entrada os diré que es prácticamente imposible que ningún banco os ofrezca un servicio financiero sin tenerlo asociado a una cuenta corriente o de ahorro, por lo que os podéis ir despidiendo de la hipoteca, préstamos o tarjetas, así como de productos de ahorro, inversión, etc..

Sin embargo, aún quedan aseguradoras que permiten que sus productos no lleven aparejada la vinculación de una cuenta corriente, permitiendo el pago en efectivo o cheque de las primas o aportaciones a planes, pero para ello os tendréis que desplazar hasta la oficina del corredor y pagarle personalmente, os darán un recibo y con ello ya tendréis pagado el año o el período, dependiendo de la periodicidad del pago.

Agua, luz, teléfono, impuestos, colegios, actividades, comunidad, ... es posible pagar en efectivo, pero es realmente incómodo: significa colas en las oficinas de cobro o bancos, largas esperas, o bien usar elementos de autoservicio de bancos o cajas que permitan la utilización de los mismos sin cuenta corriente y a su vez tengan habilitada la devolución de monedas.

Viviendo de alquiler:

El alquiler de la vivienda es relativamente sencillo, pues hoy en día siguen existiendo muchos propietarios o caseros que prefieren pasar por la vivienda alquilada a cobrarnos personalmente, y otros prefieren que les ingresemos en su cuenta corriente.

En este sentido, hay muchos acuerdos de alquileres en donde el propietario paga luz, agua, teléfono, comunidad, ... , y luego nos pasan el montante para que se lo abonemos conjuntamente con el alquiler del mes en cuestión, en este sentido sería una ventaja, puesto que nos ahoraríamos tener que hacer las gestiones de pago en todos estos sitios.

Conclusiones:

Desde el punto de vista de los ingresos es más sencillo el pensar que podamos vivir sin tener una cuenta corriente, pues como asalariados lo normal es que tengamos un único pagador simultáneo, como mucho dos, por lo que el número de gestiones para cobrar es realmente reducido, sin dejar de ser una incomodidad, pero a la que nos podemos acostumbrar fácilmente, si bien siempre tendremos la inseguridad acerca de si por cualquier despiste o "visita inesperada a nuestro domicilio", nos podamos quedar sin nuestros ahorros.

Realmente el mayor inconveniente lo veo por el lado de los pagos. Todo es posible en esta vida, pero fijaos en lo realmente incómodo que se hace pensar en que debemos gastar mucho de nuestro tiempo en realizar todas estas gestiones, yendo y viniendo continuamente al banco y otras oficinas de cobro para pagar nuestras facturas cotidianas.

Resulto obvio en este sentido que, mientras más sencilla es nuestra vida, menos pagos tenemos, de tal manera que se simplifican las gestiones, más aún si vivimos de alquiler y nuestro casero centraliza el cobro de las facturas habituales relacionadas con la vivienda, como ya explicamos anteriormente.

De lo que si que nos tenemos que olvidar al no tener cuenta corriente (bancaria) es de la contratación de productos financieros, ya sean los más habituales, como tarjetas o préstamos, o los más sofisticados como cuentas a plazo fijo, fondos de inversión, etc., pues el banco considera la cuenta corriente o de ahorro el elemento básico de la relación con sus clientes, es como un puente que une el resto de productos contratados.

En definitiva, es posible vivir sin cuenta corriente, pero simplificando mucho nuestra vida, asumiendo altas dosis de incomodidad en las gestiones que deberemos realizar para cobros y pagos, aceptando la inseguridad de no tener el dinero custodiado en un banco y la imposibilidad de tener productos bancarios, básicos y más sofisticados.

Mr. Fahrenheit

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