Es posible que a algún
lector afortunado la suerte le haya sonreído, de tal manera que después
de haber comprado durante años la Lotería
de Navidad y/o del "Niño", por fin, este año os ha tocado, o simplemente sois como
yo, no-habituales de este tipo de sorteos, pero siempre compráis
algún billete para probar suerte.
En mi caso nunca me
ha tocado nada más allá
de un reintegro, por lo que jamás me he visto en la disyuntiva de
decidir qué hacer con mi premio, pero siempre he
imaginado qué haría.
Supongo que la mayoría
pensamos qué nos compraríamos,
o cómo lo repartiríamos entre familiares y amigos (ver repartos en post anterior). Pero no
todo es consumo y repartos, el dinero debe trabajar por nosotros, hay que
invertirlo, para que este no acabe desapareciendo poco a poco o rápidamente,
según se nos "caliente" más
o menos "la mano".
En primer lugar,
debemos considerar que en el post no estamos hablando de premios pequeños,
sino más bien de aquellos que superen los 200 mil o 300 mil euros.
Una vez aclarado el tema de los impuestos, podemos considerar qué hacer con el dinero.
Cuando nuestro
premio no supera nuestro endeudamiento global, lo más
sensato es conservar dicha liquidez, nunca sabremos cuando lo vamos a
necesitar.
Hay quien con este
dinero decide liquidar la hipoteca, o prestamos, etc. Esta opción
puede ser interesante en función de nuestra situación:
Si no tenemos
ingresos, porque estamos en una situación desfavorecida, más
que liquidar por completo nuestros préstamos, vale más
la pena amortizar parcialmente deuda para dejar la cuota en niveles asumibles y
que al mismo tiempo nos quede un remanente del premio para que podamos hacer
frente durante un período de seguridad a los gastos
cotidianos: alimentación, luz, agua, etc., ya que si
liquidamos toda la deuda y nos quedamos sin nada del premio, efectivamente no
tendremos la obligación de pagar la hipoteca o las deudas con
bancos y financieras, porque están canceladas, pero como no ingresos
regulares, no podremos hacer frente a los gastos mínimos
de mantenimiento del hogar y la familia.
¿Esto quiere decir que si tenemos
ingresos regulares, con el premio deberíamos liquidar todas nuestras deudas?
Pues no, no es tan fácil. Lo ideal es amortizar aquellos préstamos
donde pagamos más intereses, y fijaos que no digo que
tengamos los intereses más altos, sino aquellos donde
proporcionalmente pagamos una mayor parte de intereses con respecto al total de la cuota.
Como ya sabéis
por mi post acerca de los préstamos, la mayoría
de las operaciones de los bancos y financieras españolas
se realizan mediante un sistema de amortización
francés, esto quiere decir que al principio
de la vida del préstamo pagamos más
intereses que al final.
Por ello,
dependiendo del momento en que nos encontremos del préstamo,
al principio o al final, pagaremos más o menos intereses, y decidiremos si amortizar o no una
deuda.
Otro factor
importante es tener en cuenta si estamos desgravando fiscalmente por dicha hipoteca, y si
la desgravación compensa los intereses pagados.
Normalmente, en los préstamos hipotecarios que se encuentran
en el tramos finales de su cuadro de amortización
(falta menos de la mitad para que el prestamos llegue a su vencimiento),
compensa mantenerlos, porque prácticamente la desgravación
se está produciendo por el capital y no por
intereses pagados.
¿Y a pesar de todo, por qué
es tan importante mantener algo de liquidez a pesar de que lo más
cómodo o sencillo es cancelar las deudas?
Mantener ciertos
niveles de ahorro nos da la posibilidad de elegir, de tener opciones de qué
hacer con el dinero, de mantener fondos para imprevistos, como por ejemplo una
disminución salarial o el desempleo, gastos médicos,
averías de vehículos, electrodomésticos,
en la vivienda, etc. O simplemente esperar otras oportunidades.
El caso es que si
nos gastamos todo el dinero en cancelar deudas, y en el futuro necesitamos
dinero para uno de estos imprevistos, a pesar de ser solventes, no tener deudas
y que nuestras propiedades no estén hipotecadas, hoy por hoy ya no es tan
fácil conseguir financiación,
o al menos estas mismas financiaciones se realizan a intereses más altos y por lo tanto nos prestan dinero más caro, además de que implican nuevos gastos de
formalización (gastos de notaría,
impuestos, registro de la propiedad, etc.).
En el siguiente post de esta serie veremos las alternativas de inversión una vez liquidados los impuestos y canceladas o amortizadas nuestras deudas, es decir, cómo vamos a sacarle partido a nuestro premio.
Mr. Fahrenheit
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